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POLICIALES

Lo obligaron a vender drogas, lo quisieron matar, se salvó y los denunció

Un chico se arrojó al arroyo Ludueña cuando seis soldaditos lo iban a ejecutar. Al ser rescatado lo llevaron a una comisaría donde reconoció al que pasaba a cobrar, que fue imputado el martes.

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El cautiverio duró meses. Lo habían contactado cuando estaba en situación de calle para ofrecerle trabajo, casa y comida. Se presentó en el pasillo de Juan B. Justo y Olmos donde lo habían citado y entonces comenzó su historia como esclavo de una banda de narcomenudeo del barrio 7 de Septiembre: “Me pegan un culatazo y me dicen que me dejan en esa casa en contra de mi voluntad y custodiado para que venda droga. Me hacen soldadito de esa banda. Un tipo armado se encargaba de que no me escape, tenía órdenes de tirarme tiros si lo intentaba. Yo no era el único en esa condición”, contó este muchacho que la semana pasada sobrevivió a un ataque a tiros, lo que derivó en la detención de un policía por recibir coimas de la organización.

La historia de este joven soldadito, que en julio pasado logró escapar del búnker, se conoció la semana pasada cuando evitó que lo mataran a tiros arrojándose al arroyo Ludueña. Fue en Schweitzer y Acevedo, en el sector conocido como villa La Bombacha, a 300 metros del autódromo. El hecho derivó en la detención de un policía de la subcomisaría 21ª sospechado de recibir coimas del kiosco de drogas.

La fiscal Viviana O’Connell imputó este martes al oficial Fernando Abel Molina, de 49 años, por los delitos de cohecho e incumplimiento de los deberes de funcionario público, encubrimiento agravado, desobediencia y amenazas. La jueza Silvia Castelli le dictó la prisión preventiva por noventa días.

El policía quedó detenido luego de que el soldadito lograra salir con vida del arroyo y entonces, mojado y solo en la calle, le pidió ayuda a un vecino que llamó al 911 y en un patrullero de otra seccional lo trasladaron a denunciar lo ocurrido en la subcomisaría 21ª. Pero fue en ese momento que el chico empezó a gritar para que no lo llevaran allí porque uno de los oficiales tenía un arreglo con el búnker y pasaba a cobrar una mensualidad.

Minutos después, sin embargo, cuando se encontró en la dependencia con Molina y lo acusó de corrupto, el policía comenzó a insultarlo y le quiso pegar. Además el uniformado con 22 años de antigüedad en la fuerza también se opuso momentos más tarde a entregar su celular cuando una comitiva de la Agencia de Control Policial (ACP) llegó a realizar un procedimiento en la seccional el sábado pasado. Ese día quedó detenido.

Servidumbre

El intento del asesinato muchacho, que según la imputación fue “sometido a servidumbre” para vender drogas, había horas antes. A las 20 del viernes, dos empleadas de la comisaría 17ª llegaron a Jorge Newbery al 8100 tras el llamado de un vecino y allí se encontraron con el joven completamente mojado. Dijo que habían intentado matarlo junto a un amigo y él se había salvado tirándose al arroyo.

Según contó en ese momento y en entrevistas que le realizaron durante la investigación, había estado retenido en un búnker al que ingresó engañado y que era regenteado por la banda de Los Menores; una organización de venta de drogas a la que se le atribuye un conflicto por el que fue asesinado el 14 de septiembre pasado Angel José Acuña, de 20 años, baleado en José Ingenieros al 800 por atacantes que bajaron de un auto.

“Me tenían obligado y vi muchas cosas. Nombres de personas y movimientos. Eramos un par de pibes que estábamos así. Recuerdo que una vez me quise escapar, me pegaron una pistola en la cara y me rompieron la ceja. Tuve que curarme solo. Me puse un poco de poxipol en la ceja para que se me cierre la herida y me quedaron cicatrices”, contó.

En su cautiverio detectó que “arreglaban con el comisario” e incluso escuchó llamadas en altavoz en las que el policía del arreglo pedía 200 mil pesos semanales a cambio de permitirle a la banda vender droga en un sector ubicado detrás de la seccional de Ayala Gauna al 7900.

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“Después de eso iba a venir este policía a buscar la plata. Pasó un rato y vi que entró una persona con uniforme de policía y un pasamontañas. Era morocho, alto, de pelo negro. Le di la plata y se fue”, relató el muchacho, quien dos meses atrás aprovechó un descuido para escapar.

“Pasó el tiempo y un día el tipo que me cuidaba, recuerdo que estaba re drogado, tuvo un problema porque le faltaba droga no sé dónde. Yo aproveché y con una pinza rompí el candado de donde me tenían encerrado y me escapé”, siguió. Contó que no lo molestaron más hasta el 14 de septiembre pasado cerca de las tres de la tarde, cuando le enviaron un mensaje por Instagram diciéndole que había plata por su cabeza porque sabía demasiado.

“Matalo vos”

Más tarde recibió un llamado ofreciéndole una changa de albañilería en Schweitzer y García del Cossio, adonde fue acompañado por un amigo. Los recibieron seis jóvenes con pistolas 9 milímetros: ”Vi una Thunder Glock entre ellas y otras tenían láser”, describió.

Tres de los captores se quedaron con su amigo, al que no volvió a ver, y los otros lo llevaron hasta el fondo del pasillo que desemboca en un campo. “De ahí caminamos como 200 metros hasta el arroyo. Cuando llegamos se pusieron a pelear porque el que me tenía que matar no se animaba a tirar y le decía al otro: «Tomá, te doy la plata, matalo vos»”.

“Es ahí que aproveché —siguió declarando el joven— bajé a la montaña y me tiré al arroyo. En ese momento me empezaron a tirar, fueron como treinta tiros. Yo me metí al arroyo, subí la montaña como pude y salí por la zona el autódromo, no recuerdo bien. Recuerdo que corría y pedía auxilio hasta que llegué a un taller y hablé con un señor que llamó al 911”.

Entonces llegaron al rescate dos empleadas de la seccional 17ª y desde ese lugar lo trasladaron a la subcomisaría 21ª mientras él rogaba que no lo llevaran a ese lugar porque ahí “arreglan con los narcos”.

“En un momento entró el sumariante y lo reconocí. Era el policía que había ido a buscar la plata al búnker aquella vez. Cuando me vio se hacía el tonto y corría la vista”, precisó el muchacho. Este policía le preguntó sus datos personales y entonces lo enfrentó: “Le dije que no se los iba a dar porque eran corruptos”.

Según la imputación, el efectivo respondió con una amenaza y lo invitó a pelear: “Che, chupapija, qué te pensás. Te puedo pegar por desautorizar a la autoridad. Si sos tan machito, salí afuera”. El uniformado se abalanzó para golpear al joven pero una de las empleadas policiales se interpuso. Otra llamó por teléfono a su superior.

Acusado

El policía fue acusado de haber recibido dinero de la banda narco en el período comprendido entre mayo y julio de este año, en un punto de venta “atendido por personas privadas de la libertad”. En el caso también tomó intervención la Fiscalía Federal Nº 2 a cargo de Claudio Kishimoto por tratarse de un caso ligado a una banda narco que no es desconocida porque fue mencionada en otros casos policiales.

Según los vecinos el grupo vende para un joven que a fines de julio, cuando fue baleada la subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez, apareció nombrado en carteles amenazantes junto a otros integrantes de la banda de Los Monos en ese momento detenidos en la cárcel federal de Rawson. La Capital.

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