En una impactante entrevista a Radio Rafaela, Damián Calderón, empleado de De Laval, desglosó las repentinas circunstancias en torno al cierre abrupto de la fábrica donde trabajaba. La noticia llegó de manera inusual, no a través de una comunicación formal de la empresa, sino mediante un sorpresivo PowerPoint.

En la entrevista con Radio Rafaela, Calderón compartió detalles de cómo transcurrió el inesperado final de una fuente de empleo que parecía sólida hasta hace poco: "Nos dijeron que estaban descontracturando las máquinas para cumplir con los pedidos. Había trabajo, horas extras, hasta la semana pasada", expresó Calderón. La promesa de mantener la producción hasta el último día resultó ser, según él, una estrategia para exprimir al máximo la empresa.

"Hoy nos damos cuenta de que aparentemente viene por ahí", reflexionó Calderón, señalando que, a pesar de haber enfrentado crisis anteriores, el cierre definitivo no estaba en sus expectativas. No obstante, mencionó que recibieron una carpeta detallada con información sobre las indemnizaciones, lo que sugiere que esto ya se venía planificando por parte de la dirección de la empresa.

Calderón, con sus alrededor de 40 años, reconoció su inquietud por el futuro laboral, pero también destacó la difícil situación de quienes han dedicado décadas a De Laval: "Quienes han entregado la vida dentro de la empresa y nos han enseñado a trabajar son los más perjudicados", lamentó. La realidad es aún más desgarradora para aquellos que se acercan a la jubilación, dado que enfrentarán una reinserción laboral desafiante.

"Verlos llorar o no entender lo qué estaba pasando, era desolador", compartió Calderón. La incertidumbre sobre el futuro laboral de muchos se cierne sobre la comunidad de trabajadores, generando un ambiente de preocupación y desánimo.

¿qué dijeron?

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Aunque Calderón mantiene la esperanza de encontrar nuevas oportunidades, reconoce que no todos tendrán esa posibilidad. La sombra del cierre de De Laval no solo oscurece el panorama económico de la región, sino que también deja cicatrices emocionales en aquellos que dedicaron gran parte de su vida a la empresa.